Biografía

Narradora y ensayista mexicana de origen francés creadora de un rico mundo de ficción, relacionado siempre con los acontecimientos, movimientos sociales y personajes del México contemporáneo; en su labor periodística intentó aplicar las técnicas del nuevo periodismo norteamericano.

Integrante de una antigua familia de la nobleza polaca (y sobrina de la legendaria poeta Pita Amor), nació en Francia, llegó a México con diez años de edad y obtuvo la ciudadanía muchos años después, en 1969. Tras estudiar en su país de adopción y en Estados Unidos, en 1953 inició su carrera como periodista, profesión que ejerció siempre y le sirvió de punto de partida para varias de sus obras testimoniales. Por esa época se unió a la causa feminista y a la izquierda política.

A lo largo de su trayectoria cultivó variados géneros: novela, ensayo, testimonio, crónica, entrevista y poesía. Todos sus libros guardan una constante temática y configuran un entramado que da cuenta del presente mexicano: se centran en la sociedad, las relaciones entre hombres y mujeres, el trabajo y el desempleo, el prevaleciente racismo, las costumbres y tradiciones del país, las tragedias nacionales (como el terremoto de 1985) o el papel de la mujer.

viernes, 13 de noviembre de 2015

Resumen:Querido Diego te abraza Quiela.


A partir del 19 de octubre de 1921, Angelina Beloff comienza a escribir y enviar un conjunto de cartas a su esposo Diego Rivera, el cual decidió regresar a su país natal, México a cuidar de su padre enfermo. Viaja él sólo debido a la escasez económica que pasaban.
Con la soledad como perseverante amiga y sus bosquejos como únicos compañeros, Quiela, como le decía Diego, desahoga sus múltiples sentimientos en cada carta que escribe a su amado. Desde trivialidades como el cuidado que Quiela mantiene con las pertenencias dejadas por Diego en su pequeño apartamento parisino, hasta los hermosos y algunos doloroso recuerdos de su vida juntos.
Angelina escribe sobre lo difícil que fue vivir en el Paris de la primera guerra mundial, habla de la falta de carbón y leche y manifiesta la desesperación de aquellos días.
Entre sus recuerdos destaca la dolorosa perdida de su pequeño infante Diego, primer hijo del muralista. Debido a la crudeza que se vivía y marcados por la falta económica del momento, la crianza del niño se vuelve un evento sufrible. La pequeña casa en la que ambos vivían era tan fría que Dieguito enfermó de pulmonía.
Los Zeting, familia mejor acomodada y amigos de la pareja, se encargaron del niño por un tiempo, Quiela no quiso dejar a Rivera e irse con su hijo, así que lo visitaba todas las tardes. Al cabo de un tiempo el niño fallece dejando un vació insoportable en ambos.
Por cada día que transcurre, sin respuesta alguna de Diego, Quiela se va aislando del mundo exterior, cada vez sale menos de casa y sobrevive con lo indispensable.
Tras su retraimiento del mundo, Angelina se enferma y por quince días no escribe carta alguna, cuando se anima a hacerlo le hace mención de su estado de salud a Diego en una de sus cartas.
Transcurren los meses, y Quiela cada vez se siente más abandonada, aún sin seña alguna de Diego, ella día a día sigue reviviendo las memorias de aquellos tiempos juntos y no pierde la fe en recibir, pronto, noticias de Rivera.
En su carta de diciembre, Angelina manifiesta un destello de ánimo al recibir una paga por sus grabados, ella toma esto como un diviso futuro de juntar el dinero para poder viajar a México y reencontrarse con su esposo. En esa carta adjunta unos bosquejos para obtener la opinión de Rivera sobre ellos, pero no adquiere contestación alguna.
Angelina relata un poco sobre sus inicios como pintora, habla de la exigencia que se tuvo para lograr mejorar; dedicaba nueve horas diarias a su trabajo, y cuando no lo hacía se dedicaba a pensar en cómo mejorarlo y así logra sobresalir entre sus compañeras de la Academia de Bellas Artes de San Petersburgo, donde estudio.
Quiela se sigue dedicando a la pintura y grabados, pero poco obtiene a cambio de lo que hace. Sus diferentes amigos tratan de ayudarla y la motivan a salir, pero para ella nada tiene sentido sin Diego a su lado. Sólo obtiene noticias de él a través de terceras personas, amigos en común y el padre de Rivera que la llama hija en una carta que él le escribe a ella, esto último la alienta y alimenta su sentir de seguir siendo la única en la vida del pintor.
Conforme las cartas avanzan, Quiela revela más del pasado junto a Diego; la forma de ser de éste, su fuerte carácter y sus frases mexicanas que utilizaba al hablar. A su vez, ella mantiene la confianza de regresar a su lado, de ir al México del que Diego tanto le habló y el cual ya ama como su propio país.
Zadkin, un gran amigo le recomienda vender alguno de los esbozos que Rivera dejó para así poder ayudarse en su manutención, pero ella se niega alegando que esas pinturas son su vida misma. En una de sus últimas cartas, Quiela le expresa sus celos hacia Marievna, mujer con la cual Rivera tuvo un turbulento romance del cual nació Marika, su hija y a la cual Rivera le envía ayuda económica. Angelina aceptó la infidelidad de Diego sin reproches futuros.
Al final, Angelina se entera del amor mexicano de Diego por medio de Élie Faure quien enfatiza en la ruptura que Rivera a marcado, por lo cual ella da por terminadas las cartas agradeciendo las remesas que este le ha enviado para ayudarla económicamente y aún manteniendo la esperanza de que Diego al menos responda su última carta.
Trece años después, Quiela visita México, no busca a Diego, sin embargo lo encuentra en un concierto en Bellas Artes, este pasa a su lado sin siquiera notarla.

-Ana Karen Vicente Hernández

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